En uno de sus ultimos libros de ensayos, Ricardo Piglia, el gran escritor argentino autor de Respiracion artificial, comenta que en su casa apenas habia libros pero él, sin embargo, gracias al ejemplo de un tio, comenzo a leer y ya nunca pudo dejar de hacerlo.
Esta situacion se repite en otras circunstancias y el hecho comun, la base que todos tienen: es que si hay en una casa un adulto que lea, que realmente se apasione por ello, seguramente sus hijos lo veran y seguiran su ejemplo porque nadie quiere dejar de hacer algo que parece divertido, apasionante.
Padres que leen, entonces equivale, casi siempre, a hijos que leen; padres que no leen equivale, casi siempre, a hijos que no leen y, posiblemente, a abuelos que tampoco leyeron. Lo importante, entonces, es continuar o comenzar una tradicion que pueda pasarse de padres a hijos.
Ese, precisamente, el nudo de la cuestion: ¿que pueden darle de leer los padres a sus hijos para que estos vean despertarse su interes por la lectura y ya nunca lo abandonen? ¿De que manera incentivarlos a leer con pasion, con amor, con entrega?
Afortunadamente hoy existe una coleccion para esa pregunta porque acaban de salir al mercado una coleccion de libros facsimiles de la España sagrada excelente como comienzo de lectura, tanto para grandes como para pequeños.
Esta obra esta integrada por cincuenta y un tomos (el equivalente de cincuenta y dos volumenes), los veintisiete primeros escritos y publicados por Florez; los siguientes por su amigo y compañero de Orden Manuel Risco y el resto por los hermanos agustinos Antolin Merino y Jose de la Canal.
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